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  • Fecha: 5 de Junio 2025
  • Hora de Ciudad de México: 10:00 am
  • Duración: 60 Minutos.


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por Alejandro Ramón Arias 13 de junio de 2025
En toda organización orientada al cuidado de las personas, los eventos no deseados —por más lamentables que sean— representan una oportunidad invaluable para el aprendizaje. Aunque el primer impulso puede ser el silencio, la corrección inmediata o incluso la búsqueda de culpables, lo que realmente transforma a una empresa es la capacidad de mirar con apertura, aprender con empatía y actuar con propósito. Los eventos como punto de partida, no como final Los incidentes en el trabajo nos recuerdan que la seguridad no es una meta estática, sino un proceso dinámico y siempre en construcción. Nos recuerdan que, por más controles, sistemas o entrenamientos que existan, la vulnerabilidad sigue presente. Y por eso es tan importante hablar de lo que pasó, entender por qué pasó y, sobre todo, qué podemos hacer para que no vuelva a suceder. Comunicar para transformar: el poder de los mensajes bien contados Cuando compartimos lo aprendido tras un evento, no solo damos visibilidad a los hechos. También: Reconocemos que el error no es falla moral, sino un resultado de condiciones, hábitos o vacíos de percepción. Humanizamos la seguridad, mostrando consecuencias reales y generando empatía. Fortalecemos la cultura interna al dejar claro que aprender juntos es parte del camino hacia la excelencia. Activamos la conciencia colectiva: “Esto le pasó a alguien como tú. Y si bajamos la guardia, puede volver a pasar.” Del dato al impacto: cómo construir mensajes que sí llegan Para que estas comunicaciones realmente generen conciencia y cambio, es importante: Dar contexto con claridad: Explicar qué ocurrió, sin tecnicismos ni dramatización. Compartir testimonios (cuando sea posible): Una voz auténtica dice más que cualquier estadística. Reflexionar sin culpar: Enfocarse en condiciones, no en personas. Visualizar el riesgo real: Mostrar lo que pudo haber pasado si no se refuerzan hábitos. Llamar a la acción colectiva: Involucrar a todos, desde lo personal hasta lo organizacional. Una cultura que aprende es una cultura que evoluciona La diferencia entre una organización que reporta incidentes y una que aprende de ellos está en la calidad de las conversaciones que genera. Si cada evento difícil se transforma en una oportunidad para hablar con franqueza, reforzar compromisos y empoderar decisiones seguras, entonces estamos avanzando. Lo que se comunica con propósito, se recuerda. Y lo que se recuerda, transforma.
por Alejandro Ramón Arias 29 de mayo de 2025
En muchas organizaciones, el liderazgo en seguridad aún se basa en un modelo directivo tradicional: dar órdenes rápidas con la idea de tener el control. Aunque este estilo puede parecer eficiente, suele inhibir la participación del equipo, limita el compromiso real y, en el fondo, crea entornos inseguros. Cuando el líder no está presente, el comportamiento cambia… y no siempre para bien. ¿Por qué fracasan tantos intentos por transformar la cultura de seguridad? Estudios muestran que aunque el 83% de los líderes comunican sus valores, solo el 19% los refleja en sus decisiones y apenas el 1% logra impactar realmente en la cultura del personal. Esto sucede porque la transformación no se logra con discursos, sino con acciones consistentes que construyen relaciones basadas en la confianza. El Líder-Coach: al servicio de su gente El enfoque de liderazgo basado en coaching propone un cambio de paradigma: el líder deja de ser un supervisor para convertirse en un aliado. Cree en su equipo, lo potencia, lo escucha sin juzgar y se compromete con su desarrollo. Un Líder-Coach inspira comportamientos seguros sostenibles y genera sentido de pertenencia. Escuchar también es liderar Uno de los pilares de este modelo es la escucha activa. Escuchar en seguridad implica estar presente, guardar silencio, mantener contacto visual y empatizar con lo que la otra persona dice y siente. No se trata de dar soluciones inmediatas, sino de guiar con preguntas que lleven a la acción y a la reflexión. La seguridad como conversación transformadora El liderazgo basado en coaching impulsa conversaciones significativas que activan el compromiso del colaborador. Preguntas como ¿Qué vas a hacer? o ¿Qué obstáculos prevés? promueven la autonomía y preparan al equipo para tomar decisiones seguras, incluso sin supervisión directa. Conclusión Adoptar un enfoque de Líder-Coach en Seguridad es apostar por una cultura organizacional más consciente, humana y efectiva. No se trata solo de evitar accidentes, sino de construir entornos donde las personas se sientan escuchadas, valoradas y comprometidas con su propio bienestar.
por Alejandro Ramón Arias 2 de abril de 2025
Durante décadas, las emociones han sido tratadas como algo ajeno —e incluso indeseable— dentro del entorno laboral. Expresiones como “no traigas tus problemas al trabajo” o “hay que dejar lo emocional fuera de la empresa” han contribuido a construir culturas donde la vulnerabilidad se percibe como debilidad. Sin embargo, los tiempos están cambiando. Hoy sabemos que las emociones son parte integral del comportamiento humano, y cuando se reprimen o se ignoran, se convierten en un factor de riesgo tanto para el bienestar personal como para la seguridad organizacional. La seguridad comienza con la conciencia En Coaching para el Desempeño, John Whitmore sostiene que uno de los pilares del desarrollo es la conciencia. Sin conciencia de lo que sentimos, hacemos y provocamos en los demás, difícilmente podremos cambiar conductas o alcanzar metas de forma sostenible. La conciencia emocional —es decir, identificar, nombrar y regular lo que sentimos— es un primer paso esencial para generar entornos de trabajo más seguros, humanos y productivos. En contextos donde se realizan tareas de alto riesgo, la inteligencia emocional se vuelve una habilidad crítica, no un lujo. El trabajador que reconoce su ansiedad antes de iniciar una tarea peligrosa tiene mayor probabilidad de detenerse, pedir apoyo o corregir el rumbo. Por el contrario, quien ha aprendido a "aguantarse" podría exponerse innecesariamente, movido por la presión, el miedo o la necesidad de demostrar algo. De culturas del miedo a culturas de confianza El enfoque tradicional basado en el control, la supervisión y la corrección ha creado entornos laborales donde muchas personas operan desde el miedo: miedo al error, a la sanción, al juicio o al ridículo. Este paradigma no solo limita la creatividad, sino que también inhibe la comunicación y la toma de decisiones seguras. Whitmore plantea que el desempeño florece cuando se pasa del control a la responsabilidad y de la obediencia al compromiso. Esto implica líderes capaces de generar confianza, de escuchar activamente, de acompañar procesos de desarrollo humano más allá del resultado inmediato. La inteligencia emocional no es solamente reconocer nuestras emociones, sino también saber responder a ellas y construir relaciones con los demás desde la empatía, la comprensión y la colaboración. En lugar de juzgar o ridiculizar a quien muestra emociones, se abre la posibilidad de conversar, de acompañar y de fortalecer los lazos que sostienen la seguridad real. El desempeño como un proceso integral En muchas organizaciones se habla de desempeño en términos de métricas, eficiencia y resultados. Pero el enfoque del coaching para el desempeño invita a mirar el todo: la persona, su entorno, sus emociones y su motivación interna. Una cultura enfocada únicamente en resultados puede pasar por alto señales de agotamiento, desmotivación o desconexión emocional que, tarde o temprano, se traducen en fallos de seguridad, rotación de personal o climas tóxicos. En cambio, una cultura que ve a la persona de forma integral promueve el desarrollo de habilidades emocionales como la autorregulación, la empatía y la comunicación efectiva, generando equipos más fuertes, resilientes y responsables. Conclusión La inteligencia emocional no es un accesorio. Es una herramienta esencial para construir culturas de alto desempeño en seguridad. Integrar las emociones en la conversación organizacional, más que debilitarnos, nos hace humanos, conscientes y más seguros. En Join Moment creemos que la transformación cultural comienza en lo más cotidiano: en cómo escuchamos, cómo respondemos y cómo nos relacionamos. Porque al final, el verdadero desempeño no nace del control, sino del compromiso.

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